Como todo mechón entusiasta de Periodismo, me siento orgulloso de estar estudiando esta carrera.
Concuerdo fervientemente con Gabriel García Márquez, periodista y escritor colombiano, cuando afirma en un artículo sobre el nuevo Periodismo, que éste es "el mejor oficio del mundo".
El amor por la lectura, el placer que genera escribir, la satisfacción que un artículo terminado produce y la búsqueda incesante por reflejar la realidad con la mayor fidelidad posible, son características que no todos poseen.
Sin embargo, este último tiempo se ha originado un fenómeno social que, apoyado en las nuevas tecnologías, da la impresión de similitud con la profesión del reportero.
Pero realmente hasta el nombre me indigna. "Periodismo Ciudadano". Más que una denominación elegante, parece una burla a este noble trabajo.
Celulares con cámara fotográfica y grabadoras de audio y video proliferan entre la población y son las herramientas que ayudan a establecer esta moda. El afán de la ciudadanía por grabarlo todo, por dejar un registro en cualquier formato de algún accidente o suceso fuera de lo normal, es una realidad que ya no tiene vuelta. Pero de ahí a compararlo con el Periodimo... no lo creo.
En ése caso, cualquiera podría ser fotógrafo, documentalista o escritor.
El periodista trabaja con periodicidad (de ahí el nombre), en cambio, el ciudadano común y corriente, dotado de una cámara digital, actúa oportunamente, por instinto y solamente apretando un botón. La diferencia fundamental está en el tratamiento de la noticia, la experiencia del medio y la objetividad de la entrega.